El inicio de la campaña del aceite de oliva virgen extra es el final de un proceso largo en el que en Oleo Jarico participamos con la misma ilusión del primer día. Somos únicos en Almería porque contamos con un ciclo integral en el que controlamos todo el proceso, desde la plantación de los olivos hasta el embotellado del producto ya finalizado. Y, si hay un lugar en nuestras instalaciones que simboliza el corazón que ponemos en nuestra producción ese es sin duda la almazara. El lugar en el que ocurre la magia de la fiesta del aceite de oliva.
Son meses de preparación, cuidando cada olivo y atentos a cada señal para cuidar nuestros árboles y garantizar el mejor fruto. Tras la recogida, que se realiza con el máximo esmero para no dañar el producto, llega el momento de llevar las aceitunas a la almazara para comenzar el proceso.
Un paso previo importante a la molienda es el análisis de las distintas partidas de aceitunas. Un trabajo minucioso en el que preparamos con esmero los frutos para conocer a fondo sus propiedades. Esta es una de las claves para un producto excepcional. En Óleo Jarico, gracias al ciclo integral, podemos presumir de conocer a fondo todas las cualidades de nuestra producción y podemos garantizar que solo las mejores aceitunas llegan al final del proceso. Una garantía de calidad que nos distingue y nos llena de orgullo.
Nuestro virgen extra se basa en conocer la tradición. Venimos de una larga historia de cultivo de nuestros propios olivos y de trabajo día a día en la tierra para aprovechar lo mejor de cada variedad de aceituna. Pero también estamos a la última en tecnología y eso se nota en nuestra almazara, que cuenta con las últimas máquinas y la tecnología más avanzada.
Un trabajo minucioso y apasionante
Obtener el aceite de oliva con las cualidades justas, aprovechando todas sus propiedades, requiere de una gran precisión, fruto de años de estudio. Un conocimiento que lleva el sello de la pasión que ponemos en nuestro trabajo y que hace posible el equipo de profesionales de nuestra almazara, liderados por nuestro mayor experto, José.
El momento más esperado es, por supuesto, el que da nacimiento al aceite de oliva como tal. Ese instante mágico en el que, tras pasar por las máquinas comienza a brotar el zumo de oliva, que con sus aromas intensos hace un auténtico placer observar todo el proceso. Es un producto puro y fragante que surge de un proceso mecánico al que sometemos a las aceitunas en un espacio de tiempo muy corto desde la recolección, lo que garantiza que se mantienen todas las propiedades nutricionales.
Nuestros operarios de almazara son espectadores de excepción, que no se pierden un instante para asegurar que todo ocurre justo como tiene que ocurrir. Ni más ni menos. Analizando el sabor, el olor y todas las características organolépticas que hacen de nuestro aceite el tesoro gastronómico que es y que llega a su mesa con la máxima garantía.
Para estar al tanto de las novedades de nuestro producto, sígue a Óleo Jarico en redes sociales, a través de nuestros perfiles de Facebook y Twitter.