¿Qué diferencia al aceite de oliva virgen extra de otras grasas?

Estamos acostumbrados a escuchar que el aceite de oliva virgen extra, como el que elaboramos con la máxima calidad desde Óleo Jarico es uno de los alimentos más sanos que existen y también, con mucha diferencia, la grasa más saludable para cualquier tipo de uso gastronómico. Por eso, en esta entrada vamos a analizar qué diferencia al aceite de oliva virgen extra de otras grasas comestibles habituales. Para eso, nada mejor que comparar sus cualidades nutricionales.

Es cierto que en todos los casos estamos hablando de alimentos compuestos en un 100% de grasa, pero los porcentajes entre los distintos tipos varían y marcan la diferencia que hace que el aove sea el ganador de largo en esta comparación. También nos fijamos en otros aspectos, como las vitaminas que contiene cada tipo de aceite y que también contribuyen a determinar cómo de sana es tomada con moderación en el contexto de una dieta sana y equilibrada.

Si nos fijamos en las grasas saturadas, en el aceite de oliva apenas suponen en torno a un 15% del total mientras que los monoinsaturados suponen más del 70% y los poliinsaturados corresponden al resto. Esta configuración, que se da de manera especial en el aceite de oliva, contribuye a que sea mucho más saludable. Además, predomina el ácido linoléico, que tiene¡ reconocidas propiedades protectoras para la salud.

Por contra, el aceite de girasol, siendo también saludable, tiene un perfil peor, ya que cuenta con un mayor porcentaje de poliinsaturados. Esta diferencia no solo lo hace menos saludable, también le resta estabilidad al cocinar, con lo que aguanta peor el calor y se oxida con más facilidad.

Los Polifenoles

Una de las principales ventajas del aceite de oliva es su alto contenido en polifenoles, una sustancia antioxidante que, además de proporcionar efectos protectores sobre la salud, también contribuyen a que sea un producto más estable y de mejor calidad. Este compuesto, además, interactúa con otros ingredientes a la hora de cocinar o de consumirlos crudos en ensaladas, haciendo que se aprovechen mejor las sustancias antioxidantes de los vegetales e incluso la absorción de vitaminas como la A.

De hecho, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) recomienda, más que mirar los porcentajes de grasas de distintos tipos, optar directamente por el aove, ya que cuenta directamente con las proporciones más saludables y por lo tanto facilita la labor para cuidarse.

Estas cualidades menos saludables del aceite de girasol se multiplican si los comparamos con otras grasas que se usan habitualmente en las comidas rápidas preparadas. Aceites como el de coco o el de palma cuentan con una proporción aún mayor de grasas poliinsaturadas.

Además el aceite de oliva cuenta con cantidades muy apreciables de vitamina E, siendo una fuente importante de este nutriente en la dieta. El aove tomado de manera regular a lo largo del día contribuye decididamente a cubrir las necesidades mínimas diarias.

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